TDAH – Evaluación e intervención en la lectura

Evaluación e intervención en la lectura para niños y niñas com TDAH

La misma lógica que se siguen para las funciones verbales orales puede seguirse para el lenguaje escrito. Bien se adoptan enfoques concretos, como los modulares y que están integrados con el lenguaje oral y con la escritura; o bien se adoptan enfoques más eclécticos, bien sea procedentes de los tests para el caso de personas con daño cerebral, por ejemplo, del Test de Bastan, o en general con aplicaciones educativas pero utilizables clínicamente, caso del TALE del EDIL u otros. 

El enfoque modular de la lectura 

Una aplicación clara de este enfoque es lo que se ha venido en denominar psicología de la lectura, también del lenguaje y de la escritura, y que considera los procesos psicológicos implicados directamente en la lectura. Estos procesos pueden sintetizarse en cuatro tipos (Belinchón et al., 1992; Ellis y Young, 1992; García, 1998a, b; Hillis y Caramazza, 1995; Valle, 1992; Valle et al., 1990a, b). El postular que se trate de pasos sucesivos o interactivos depende del estado de los conocimientos actuales y de las evidencias clínicas y empíricas en que se aporten casos clínicos que así lo apoyen o investigaciones con personas sin trastornos que den cuenta de los mismos. 

En primer lugar, procesos perceptivos incluyen los subprocesos de extracción de información, la recuperación en la memoria icónica y de ahí a la de corto plazo para el reconocimiento y análisis lingüístico. El segundo tipo de procesos son los lexicales, o de recuperación de la palabra. Hay diversas teorías al respecto (Rueda, 1995), aunque la más aceptada y que más posibilidades ha ofrecido es la de las dos rutas, si bien se ha asumido la de tres rutas, la de una ruta e incluso se ha postulado la ausencia de rutas invocando mecanismos del tipo analógico para recuperar la palabra. 

La teoría de las dos rutas postula la existencia de una ruta ortográfica o directa o visual o lexical, en donde se recupera la palabra de forma global y explica la recuperación de las palabras conocidas. Y una ruta indirecta o fonológica o basada en los mecanismos de transformación fonema a grafema y que explica la recuperación de las palabras desconocidas y las no palabras. Hay un consenso general en considerar que este tipo de procesos léxicos son los responsables de la mayoría de las dislexias y de trastornos del aprendizaje. La conexión de estas dos rutas con el sistema semántico es obligada para la comprensión de la palabra. 

Evaluación e intervención en la lectura

Seguidamente entrarían en funcionamiento los procesos sintácticos, en que se incluirían los procesos de agrupamiento de las palabras en frases y párrafos, el uso de claves sintácticas, el manejo de los signos de puntuación, y la conexión con el sistema semántico para la comprensión de toda la estructura. Finalmente, los procesos semánticos integran el significado de las palabras, frases, textos, utilizando las claves lingüísticas y extralingüísticas, contextuales, del conocimiento previo del sujeto. Supone la integración de la información en los conocimientos del lector. 

La evaluación e intervención seguiría la misma lógica. Por una parte, la evaluación se basaría en la precisión diagnóstica, en el uso de tareas específicas diseñadas al efecto en donde se pueden utilizar tests tradicionales, pero encajando con las pretensiones del modelo y que den cuenta del funcionamiento de un sujeto en el mismo, de sus déficit y haberes. La intervención se basaría en la precisión diagnóstica previa y en el desarrollo de ayudas precisas (scaffolding) y claves externas y su eliminación progresiva que vayan transfiriendo el control de la función alterada al sujeto (autorregulación) y el uso de vías alternativas intactas. En parte, este enfoque tiene muchos débitos a los planteamientos de Luria, aunque parte de los profundos conocimientos actuales de la psicología cognitiva humana. 

Una ilustración: la investigación de Hillis y Caramazza 

Hillis y Caramazza (1995) estudian dos casos con déficit espaciales específicos por daño cerebral y utilizan dos modelos modulares, que nos resultan familiares al observar el modelo de Ellis y Young (1992) a partir de Morton, uno para dar cuenta de los procesos de output en el deletreo oral y escrito y otro para dar cuenta de los procesos de input en la lectura. Cada uno de los cuales incluye varios niveles de representación de las primeras etapas en el reconocimiento de la palabra. 

Es posible hacer predicciones acerca de la ejecución de los pacientes en cada uno de los niveles de representación postulados, en función del tipo de tarea. Estos modelos se confirman con los datos de los dos pacientes estudiados. El modelo de procesos de output para el deletreo tiene dos partes componentes en cada uno de los tres niveles según que se trate de la tarea del deletreo oral o del deletreo escrito. Para la tarea del deletreo oral, el modelo se inicia con la conversión fonológica-ortográfica (primer nivel), conecta con la descripción del grafema centrado en la palabra (segundo nivel) y activa la conversión del nombre de la letra (tercer nivel) para producir el deletreo oral. Para la tarea del deletreo escrito, el modelo se inicia con el repertorio de output ortográfico (primer nivel), conecta con la descripción grafémica (segundo nivel), continúa con la conversión alográfica (tercer nivel) para producir el deletreo escrito. 

Evaluación e intervención en la lectura

El modelo de procesos de input de lectura se inicia a partir del input visual

1) sobre el que actúa el mapa de rasgos centrados en la retina (pri-mer nivel), en que los rasgos visuales de las palabras estímulos se repre-sentan en relación con la posición absoluta en el campo visual;

2) conecta con el mapa de las formas de las letras centradas en el estímulo (segundo nivel), estando las formas de las letras representadas en relación con otras letras en la palabra estímulo, y

3) accede a la descripción del grafema centrado en la palabra (tercer nivel), en donde se representan la secuencia, fuente, y los grafemas independientemente orientados. Desde aquí da lugar a dos posibilidades, o bien en forma de repertorio o léxico de input ortográfico, o bien en forma de conversión ortográfico-fonológica. Es o ilustra la utilidad de los modelos en la interpretación de los datos y conductas de personas con trastornos del desarrollo, e ilustra además cómo se integran los datos del habla (deletreo oral), la escritura (deletreo escrito) y la lectura a partir de palabras sencillas y a partir del deletreo.